Nos vemos pronto, dijo él con cierta liviandad, y ella ilusionada trataba de imaginar su cara, cuando él las escribía.
Después de varios días, ella salió de ésa nube esponjosa de amor rebosante de felicidad; excesivamente empalagosa y cursi; y de aquella nube de amor sólo quedaron algunos rastros de aquél encuentro en su casa, después de 15 años sin verse. Dos copas de vino, un par de pitadas a un porro, recuerdos de cómo se conocieron, risas, más vino, música... y lo inevitable.. Sexo!
Ella fue La Reina de la Noche, hasta que la combinación fatal del vino y el porro la transformaron en una maquina de escupir palabras, y hablaba, hablaba y no paraba de hablar. Mientras tanto él, le endulzaba el oído con promesas, con palabras dulces, tan caballero, tan paciente, tan vehemente.
Se despidieron con besos, abrazos y promesas de volver a encontrarse...
A la semana él descerraja tres palabras, tres balas de plata en el corazón de ella: "Nos vemos pronto"..
Evitemos mezclar, el vino con el porro, el sexo con el amor...